El fútbol francés de primera ha anunciado que irá a la huelga para protestar por la decisión del Gobierno Hollande de no eximir a los jugadores de fútbol, con un salario de más de 1 millón de euros al año, del nuevo tipo marginal del 75% en el impuesto de la renta, al que deberán hacer frente los franceses más ricos, según el borrador de los Presupuestos del país vecino para 2013 y que ya ha motivado que conocidos actores y empresarios se estén planteando el cambio de residencia fiscal.
La Unión Profesional de Clubes de Fútbol francesa ya ha declarado que la medida tendrá un efecto desastroso en la competitividad de su fútbol, ya que o los mejores jugadores mundiales no querrán jugar allí o los equipos franceses se encontrarán en desventaja al tener que soportar mayores costes que sus vecinos.
El problema, a corto plazo, si no cambia el 'statu quo' actual, es que el mayor coste impositivo, que se ha estimado en 44 millones de euros para esta temporada, lo van a tener que pagar los propios clubes y no los jugadores, ya que las grandes estrellas del fútbol y sus representantes hace años que han logrado que sus contratos contemplen el compromiso del club de abonarles un salario anual neto, y hacerse cargo, por tanto, de los impuestos correspondientes y sus subidas. Precisamente por ello, el eje de la propuesta de los clubes franceses no se centra tanto en que no se les aplique el nuevo impuesto sino que este no afecte a los contratos que ya tienen firmados.
La diferencia, si se aplica la nueva tasa impositiva, sólo por lo que se refiere a Zlatan Ibrahimovich, puede representarle al Paris Saint Germain, una salida de caja de 4 millones más esta temporada, y de 20 millones al incluir al resto de jugadores, entre los que se encuentran Edinson Cavani o Thiago Silva, y significaría que afrontaría un coste en impuestos de 67 millones de euros más que el Monaco, uno de sus principales rivales en el campeonato francés, ya que en el Principado no se aplica el impuesto de la renta francés, una ventaja que perderá la próxima temporada ya que las autoridades francesas han dictado nuevas normas por las cuales el Mónaco tendrá, que contar con un domicilio fiscal en territorio francés, y pagar los mismos impuestos que el resto, si quiere seguir participando en la Ligue1.
El PSG y el Mónaco son propiedad de multimillonarios que no suelen arredrarse por este tipo de cifras y dado el volumen de sus fortunas y el modo en que las gastan, tampoco debería causarnos ninguna preocupación al resto de los mortales si no fuera por las posibles consecuencias para el fútbol francés que ya ha ido perdiendo terreno en los últimos años respecto al resto de grandes ligas y cuyos equipos de primera y segunda, en conjunto, contabilizan unas pérdidas de más de 100 millones de euros anuales, lo que no les permite demasiadas alegrías.
De todos modos, hay que plantearse si lo que hace más daño al fútbol francés son los nuevos impuestos, que al fin y a la postre está previsto que duren únicamente dos años, o las veleidades de los propietarios archimillonarios que han roto el mercado pagando fichajes y salarios que no están al alcance del resto de equipos.
La Unión Profesional de Clubes de Fútbol francesa ya ha declarado que la medida tendrá un efecto desastroso en la competitividad de su fútbol, ya que o los mejores jugadores mundiales no querrán jugar allí o los equipos franceses se encontrarán en desventaja al tener que soportar mayores costes que sus vecinos.
El problema, a corto plazo, si no cambia el 'statu quo' actual, es que el mayor coste impositivo, que se ha estimado en 44 millones de euros para esta temporada, lo van a tener que pagar los propios clubes y no los jugadores, ya que las grandes estrellas del fútbol y sus representantes hace años que han logrado que sus contratos contemplen el compromiso del club de abonarles un salario anual neto, y hacerse cargo, por tanto, de los impuestos correspondientes y sus subidas. Precisamente por ello, el eje de la propuesta de los clubes franceses no se centra tanto en que no se les aplique el nuevo impuesto sino que este no afecte a los contratos que ya tienen firmados.
La diferencia, si se aplica la nueva tasa impositiva, sólo por lo que se refiere a Zlatan Ibrahimovich, puede representarle al Paris Saint Germain, una salida de caja de 4 millones más esta temporada, y de 20 millones al incluir al resto de jugadores, entre los que se encuentran Edinson Cavani o Thiago Silva, y significaría que afrontaría un coste en impuestos de 67 millones de euros más que el Monaco, uno de sus principales rivales en el campeonato francés, ya que en el Principado no se aplica el impuesto de la renta francés, una ventaja que perderá la próxima temporada ya que las autoridades francesas han dictado nuevas normas por las cuales el Mónaco tendrá, que contar con un domicilio fiscal en territorio francés, y pagar los mismos impuestos que el resto, si quiere seguir participando en la Ligue1.
El PSG y el Mónaco son propiedad de multimillonarios que no suelen arredrarse por este tipo de cifras y dado el volumen de sus fortunas y el modo en que las gastan, tampoco debería causarnos ninguna preocupación al resto de los mortales si no fuera por las posibles consecuencias para el fútbol francés que ya ha ido perdiendo terreno en los últimos años respecto al resto de grandes ligas y cuyos equipos de primera y segunda, en conjunto, contabilizan unas pérdidas de más de 100 millones de euros anuales, lo que no les permite demasiadas alegrías.
De todos modos, hay que plantearse si lo que hace más daño al fútbol francés son los nuevos impuestos, que al fin y a la postre está previsto que duren únicamente dos años, o las veleidades de los propietarios archimillonarios que han roto el mercado pagando fichajes y salarios que no están al alcance del resto de equipos.
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